El Tetris vió la luz en 1985. Su creador, Alexey Pazhitnov, trabajaba como programador en el centro informático de la academia de ciencias en Moscú, haciendo cosas como calcular trayectorias de Sputniks.
Nuestro héroe, Alexey Pazhitnov
Un buen día, Alexey se puso a programar un juego basándose en el pentaminó, un juego de origen árabe que consiste en rellenar un rectángulo con doce piezas distintas, formada cada una de ellas por cinco cuadrados. No se puede dejar ningún hueco ni superponer las piezas.
El juego del pentaminó
En el videojuego se optó por simplificar las piezas en número y forma, pasaron a ser siete piezas de cuatro cuadrados cada uno, por ello el nombre de Tetris. También se introdujo la gravedad y el factor tiempo para hacerlo más divertido. No os explico la dinámica del juego porque ya os la sabéis todos.
El juego se extendió por toda la academia por medio de diskettes. Pronto se empezó a notar una disminución del rendimiento de los trabajadores. El juego pasó de unas manos a otras, y en poco tiempo traspasó las fronteras y se dispersó por Hungría, y desde allí llego al Reino Unido.
Allí llamó la atención de Robert Stein, que por aquel entonces era el presidente de la compañía de software Andromeda. Stein se dedicaba a comprar videojuegos húngaros y hacer mercado con ellos en Europa.
El embalaje de Spectrum Holobyte rezaba: Hecho en Estados Unidos, diseñado en el extranjero. Flipa.
Al enterarse de la existencia de un juego tan adictivo y atractivo como el Tetris (después de todo, aquella maravilla procedía del otro lado del telón de acero) planeó obtener los derechos para PC directamente de Pazhitnov, pero antes de contactar con él, ya había vendido los derechos del juego a las compañias Mirrorsoft y Spectrum Holobyte.
Otras compañías como Atari y Nintendo también se interesaron por los derechos del juego y se inició una larga batalla legal que acabó beneficiando a Henk Rogers, presidente de Bulletproof
software, y a Nintendo.
El alegre Henk Rogers
Todos hicieron negocio excepto Pazhitnov, ya que en su origen, los derechos del juego pertenecían al pueblo (la madre Rusia), pero a pesar de ello Pazhitnov no se sentía defraudado. Su juego había alcanzado fama mundial, y en la academia fue recompensado con un 286 clónico (¿qué más se puede pedir?), además, su casa era más acogedora que la del resto de sus colegas.
En 1991 se trasladó a Estados Unidos con su familia, trabajó en diversas compañías de software, entre ellas Microsoft, y en 1996 creó la Tetris Company con la ayuda financiera de su Amigo Henk Rogers y comenzó a cobrar royalties por su creación.
En Melbourne se juega a lo grande
Lo bueno del Tetris es que introduce una novedad en el mundo de los juegos, se trata de construir y no de destruir ni matar píxels, además, en la pantalla siempre ves los errores cometidos e intentas corregirlos lo antes posible. ¿Cuántas veces habéis esperado que caiga la maldita barra recta para hacer cuatro líneas de golpe, o habéis visto con horror como se os amontonaban fichas cuadradas dejando huecos considerables? ¿Y lo que mola la música?
Aunque algunos de vosotros lo consideráis un juego anticuado y cutre, a mi me sigue entusiasmando.
Hasta la próxima entrada. No se ni qué día ni a qué hora escribiré, de modo que estad atentos.